martes, 4 de diciembre de 2007

Entrevista a Carlos Ruiz Miguel


1º_Pregunta: ¿Identifícase Islamismo e terrorismo?

A lo largo del verano de 1975, como algunos españoles de cierta edad recordarán, Marruecos introdujo comandos terroristas en el entonces Sáhara Español; comandos que colocaron diversas bombas en El Aaiun y provocaron varias víctimas. Ya que España se negaba a entregar el Sáhara "por las buenas", se trataba de obtenerlo "por las malas".
Aquellas acciones, como se sabe, dieron resultados. El "Rodríguez" de entonces, llamado Carlos Arias Navarro, ejecutó la entrega del Sáhara a Marruecos en los llamados "Acuerdos de Madrid", de 14 de noviembre de 1975, que supusieron la mayor traición de la historia de España desde la época del conde visigodo de Ceuta, Don Julián.
Pero aquella entrega se vio frustrada por la inesperada resistencia del Frente Polisario, que recibió apoyo de Argelia. Nadie puede extrañarse de que el islamismo contara con un muy discreto pero eficaz aliado: el sultán de Marruecos, cuando comenzó su crecimiento en Argelia y optó por la vía terrorista.
La principal organización terrorista argelina, el Grupo Islámico Armado (GIA), encontró en Marruecos un apoyo decidido. Esto no es una especulación: es algo que ha confesado entonces ministro del Interior marroquí, Driss Basri (todopoderoso visir en los últimos veinte años del reinado de Hassán II). De Marruecos llegaban las armas que usaba el GIA, en Marruecos se refugiaban los terroristas del GIA que huían de Argelia tras perpetrar las masacres... y a Marruecos beneficiaban los objetivos del terrorismo del GIA.

2º_Pregunta: ¿Qué ganaría o Sáhara con ser independente e cale serían as suas posibilidades de conseguilo?

El papel de España es de extraordinaria importancia y de excepcional responsabilidad, porque tiene una influencia en este terreno muy considerable. Como antigua potencia colonizadora, aún responsable de iure (a tenor del dictamen del subsecretario de asuntos jurídicos de la ONU de 29 de enero de 2002 –Dictamen Corell–), muchos Estados (sobre todo de Hispanoamérica y la UE) prestan una especial atención a la actitud de Madrid ante el conflicto para definir la suya.

Queriéndolo o no, lo cierto es que en gran medida España está en el origen del actual estancamiento del proceso de descolonización. La doctrina del Gobierno del PSOE no sólo se ha separado de la del Gobierno del PP, también de la de las anteriores Administraciones socialistas.

En el conflicto del Sáhara Occidental se da en la actualidad una situación de bloqueo, lo que ha motivado que el secretario general de la ONU, Kofi Annan, haya expresado su preocupación. ¿Cuál es el estado de la cuestión desde la perspectiva política? Treinta años después de que España abandonase las responsabilidades que contrajo solemnemente ante Naciones Unidas y el pueblo saharaui, ¿sigue siendo realista la perspectiva de un Sáhara independiente?

Para entender el bloqueo de la solución del conflicto y la posibilidad que pueda tener la independencia puede ser instructivo un análisis comparativo de la situación en 1975 y en la actualidad. Como se verá, tanto la posición marroquí como la saharaui han experimentado variaciones, y se ha desembocado en una lucha de desgaste político cuyo desenlace puede venir no tanto por el triunfo sino por el fracaso de una de las partes.

El pueblo saharaui se hallaba organizado por el Frente Popular para la Liberación de Saguia el Hamra y Río de Oro (zonas norte y sur del Sáhara Occidental). El Polisario se vio enfrentado súbitamente a un reto de enorme magnitud: por un lado, hacer frente a dos Ejércitos invasores (el de Marruecos y, hasta 1979, el de Mauritania), doce veces superiores en número; por el otro, organizar a los refugiados en la retaguardia en unas condiciones de vida extremas. Es cierto que tenía un ilimitado apoyo financiero y armamentístico libio, pero no lo es menos que (con la excepción del incidente de Amgala, a principios de 1976) fueron los saharauis, y sólo ellos, quienes hicieron frente al enemigo en el campo de batalla.

Y lo hicieron con un éxito rotundo. Sólo la construcción de los muros, a partir de 1981, hizo que el Frente Polisario perdiera el control de la mayor parte del territorio y fuera incapaz de alcanzar los centros neurálgicos de la costa, donde se desarrolla la actividad económica.
Por lo que hace a España, se hallaba traumatizada. Aunque la Presidencia del Gobierno (Arias Navarro) y el Alto Estado Mayor patrocinaban la entrega del territorio a Rabat, el Ministerio de Asuntos Exteriores y el Ejército desplegado en el Sáhara hicieron todo lo posible por evitarlo. Gracias a ello se consiguió consolidar una doctrina en la ONU que cerró las puertas a los deseos anexionistas marroquíes y dio legitimidad al Frente Polisario después de la penetración de Marruecos. Fue el Ministerio de Exteriores español el que desarrolló una impresionante defensa del derecho de autodeterminación del pueblo saharaui ante el Tribunal Internacional de Justicia, y obtuvo el éxito merecido: el dictamen del Tribunal de La Haya de 16 de octubre de 1975, que reconoce expresamente que el Sáhara Occidental no forma parte de la “integridad territorial” de Marruecos y que el pueblo saharaui tiene derecho a la autodeterminación, constituye a día de hoy el título jurídico que sigue impidiendo la anexión marroquí.

Los Gobiernos sucesivos (Suárez, Calvo Sotelo, González, Aznar) llevaron a cabo una política más o menos cercana a Marruecos (González) o al Polisario (Aznar), pero manteniendo incólume el principio de apoyo a la legalidad internacional vigente y al derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui.

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